El mango es una delicia culinaria que vio sus primeros días en la lejana y enigmática India . También es el fruto de la Mangífera indica: planta peregrina y anacardiácea que bien pudo llegar a latitudes intertropicales del nuevo mundo, traída en alacenas de carracas o carabelas navegadas por corsarios esclavizadores y comerciantes provenientes de allende la mar atlántica; llegó en forma de semilla o fruto, y luego prosperó, criolla, en injertos, generando así el suculento elenco (dos tipos y quince variedades) con el que hoy le conocemos, y comemos, en casi todas partes del continente americano.
Sus propiedades benéficas son innumerables pero solo mencionaré las más famosas: es un excelente estimulante afrodisíaco, también diurético por su alta concentración de potasio, ayuda a mantener la piel sana y retiene la caída del cabello, sin embargo, de todas sus virtudes, la que más nos importa es que actúa contrarrestando en el organismo la terrible y también odiada apoptosis o degradación celular programada, dicho en otras palabras, retarda los efectos del envejecimiento.
Los ingredientes necesarios
2 mangos picados en cuadro
1/2 taza jugo de arándanos
1 cucharada de pinole
1 cucharada de sal molida
1 pizca de cardamomo molido
1 pizca de hierbabuena picada y fresca
Hielo frapee.
Sírvase en una copa generosa y disfrute al máximo en compañía de quien más quiera. Puede agregar yogur natural y chile de árbol seco, en hojuela, al gusto.
Siempre natural y bueno para uno.
Sat Nam.
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